El primer paso básico para conducir sobre nieve (y sobre cualquier tipo de superficie) es tener el neumático adecuado. El más recomendable para carreteras nevadas es el denominado de invierno, el cual tiene mucha mayor adherencia al terreno, además de ofrecer un mejor agarre a la hora de frenar y acelerar. Con este tipo de neumáticos sí que es compatible llevar conectado el ESP. En el caso contrario, si disponemos de unos neumáticos que no son de invierno, tendremos que poner cadenas. En este caso, lo mejor es desconectar el ESP, pues éste está diseñado para funcionar correctamente con una superficie de agarre constante (el neumático de invierno sí ofrece ese continuidad en el agarre) mientras que con unas cadenas metálicas, éstas aportan mayor altura y anchura al flanco de la rueda y hacen que ésta gire a menor velocidad. Una de las premisas en las que se basa el ESP es precisamente la rapidez con la que giran las ruedas, y con unas cadenas el ESP está percibiendo constantemente una variación continua, por lo que siempre manda información para frenar. Esto puede resultar incómodo y, lo que es más importante, puede repercutir en un calentamiento excesivo de los frenos.
La vista es el factor que más nos limita a la hora de conducir. En curvas, por ejemplo, lo básico es anticiparse visualmente y buscar la salida de la curva y no la dirección a la que va la parte delantera del coche. La anticipación visual hace que de forma inmediata también adaptemos la velocidad a las circunstancias.
3.- Suavidad en la conducción
Evita cualquier tipo de maniobra brusca (fuerte frenada, fuerte aceleración, giro excesivo del volante, etc). La suavidad en la conducción incide directamente en la calidad de la conducción y en tu seguridad.
4.- Frenar
Lo más recomendable en el caso de que tengamos que frenar, es utilizar el propio motor para detener el coche. En el caso de que tengamos que pisar el pedal del freno, hacerlo siempre con las ruedas rectas. Si frenamos con las ruedas giradas lo único que hacemos es perder aún más el control de la situación.
5.- Tomar curvas
A la hora de tomar curvas, nunca girar más de lo debido el volante. Un ángulo de giro excesivo en el volante provoca inmediatamente la aparición del subviraje, es decir, el coche empieza a derrapar del tren delantero. En ese instante, girar menos el volante sirve para que el coche gire más.
6.- Acelerar
El pedal del acelerador, al igual que el del freno, hay que usarlos con mucha delicadeza. Por ejemplo, al salir de una curva hasta que notamos que el coche no patina de ninguna de las ruedas, no es el momento idóneo para acelerar.
7.- Conducción con ESP
Ya hemos anticipado que resulta crucial llevarlo conectado con neumáticos de invierno. Exige cierta destreza, ya que de forma habitual siempre solemos girar más de lo debido el volante. No es preciso, con girar levemente el volante, el ESP se encarga del resto.
8.- Reacción adecuada
El factor de la anticipación visual para llevar a cabo una reacción adecuada. Se insiste en que nunca hay que mirar el lado al que va el coche (en este caso, por ejemplo, el guardarrail en un subviraje en una curva), sino buscar la reacción idónea, en este caso, buscar la salida de la curva.
Manténte alerta, reduce la velocidad y no pierdas el control.
Son los tres elementos clave para conducir con seguridad en invierno. La conducción en invierno es todo un reto. Conduce de acuerdo con las condiciones meteorológicas y de la carretera, que pueden ser impredecibles.
La seguridad es lo primero.
La conducción invernal exige más del vehículo y de tus habilidades como conductor. Prepárate para las condiciones invernales.
Considera la posibilidad de utilizar neumáticos de invierno.
Los neumáticos de invierno mejoran la seguridad y la movilidad ya que aportan una mayor tracción, frenada y control con agua, escarcha, nieve, y especialmente con hielo. Si se montan cuatro neumáticos de invierno la estabilidad y el control son mayores.
Sé consciente de tus limitaciones y de las de otros conductores.
Concéntrate en lo que te rodea. Ajusta tu velocidad a las condiciones existentes y mantén la distancia de seguridad con el vehículo de delante. Evita situaciones en las que haya que frenar bruscamente en una superficie resbaladiza.
Frenado
Es fundamental anticiparse valorando la distancia de frenado necesaria. Evita los frenazos bruscos y viajar a gran velocidad. No hagas movimientos repentinos y no aceleres a fondo (la aceleración debe ser gradual y progresiva, nunca de forma brusca). Intenta frenar suave y gradualmente para que las ruedas no se bloqueen. Si las ruedas se bloquean, el vehículo derrapará y quedará fuera de control. Si ocurre esto, suelta el pedal del freno para recuperar la tracción y usa el freno de motor alternándolo con el pedal del freno. Para reducir el riesgo de derrapar en las subidas usa una relación de marchas mas alta de la que utilizarías con tiempo seco.
Arranque
Para no patinar cuando se arranca sobre la nieve es fundamental acelerar poco a poco. Si las ruedas patinan, sube a una velocidad para reducir la fuerza que se aplica a las ruedas. Así el vehículo se pondrá en marcha limpiamente.
Curvas
Antes de entrar en la curva, reduce la velocidad en línea recta. Para no patinar y perder el control cuando se entra en una curva, la dirección debe mantenerse constante con un movimiento fluido. Mantén una velocidad lenta y constante.
Pérdida de control con las ruedas delanteras
Para recuperar la adherencia si pierdes el control del eje delantero, reduce la velocidad levantando el pie del acelerador. Si es necesario pisa levemente el freno sin bloquear las ruedas.
Si el coche pierde el control del eje trasero (pero sigue teniendo adherencia en el eje delantero), en un vehículo con tracción delantera, acelera suavemente para recuperar el equilibrio. En un vehículo con tracción trasera, levanta suavemente el pie del acelerador hasta que las ruedas traseras recuperen la tracción y adherencia. Después vuelve a acelerar para mantener la velocidad. De ningún modo debes frenar ya que se acentuará el desequilibrio en el eje posterior.
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