Observar antes de iniciar la ascensión el terreno por el que se va a subir, puesto que una vez en la subida, no podremos detenernos a modificar, ni hacer maniobras bruscas que pongan en peligro la estabilidad.
No hay que cambiar de marcha cuando se encuentra un obstáculo, puesto que hará que el vehículo pierda inercia de subida.
En función de la pendiente, conviene utilizar la 2ª o 3ª marcha corta.
Olvidarse del embrague, el mismo vehículo hará las funciones con el freno motor en una marcha corta, ayudado en poca medida por el pedal del freno.
Si el vehículo resbala, aminorar la velocidad para que los neumáticos se adecuen al terreno. Utilizar el pedal del freno con extrema suavidad con el fin de evitar clavar el vehículo.
Evitar la velocidad elevada en descenso y mucho cuidado con la parte delantera del vehículo al llegar al final de la pendiente, evitando clavarla en el suelo.
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